Cuando morían los líderes de las sociedades precolombinas, debían convertirse en seres semidivinos o ancestros, para acercarse a los dioses. Los rituales funerarios eran esenciales para lograr que esta transformación fuera exitosa.
En el mundo moderno occidental predominan los ideales de progreso tecnológico y mejora de la calidad de vida. Este “culto a la vida” ha creado sin embargo una relativa dificultad para conectarnos con realidades inmateriales que también son parte de la experiencia humana.
La muerte en la cosmovisión andina no era el fin de la vida, sino el inicio de la vida en el mundo de los muertos. El nacimiento y la muerte son tránsitos que debían ser acompañados por ritos y ceremonias. La adecuada performance ritual aseguraría que el resultado fuese el deseado: que las criaturas nazcan, y que los muertos lleguen a su destino.
La muerte de los líderes comunitarios tiene una importancia adicional. En vida, ellos cumplían roles especiales vinculados a su posición de intermediarios con el mundo de arriba, poblado por los dioses. En sociedades que alcanzaron una forma política del tipo estatal o imperial, los líderes eran incluso considerados descendientes directos o “hijos” de los dioses.
Cuando morían los líderes, la sociedad en su conjunto tenía que asegurar que cruzaran exitosamente de este mundo al mundo de los muertos, y que realizaran un buen viaje hacia su destino final, más cerca de los dioses. En ese viaje los líderes se transformarían en los ancestros de su sociedad, a la que cuidarían y por la que velarían desde una posición preferencial.
Por ello, el “culto a los ancestros” requería que los antiguos peruanos prepararan cuidadosamente los entierros de sus líderes. La tumba, que era el espacio donde habitaría el ancestro, requería de un diseño especial. El cuerpo del ancestro debía ser preparado y vestido con adornos y emblemas que darían cuenta de su posición social, funciones ceremoniales y pertenencia a algún linaje divino. Todas estas fueron actividades cargadas de gran significado e importancia.